La Bolivia de principios del siglo
XXI, muy poco ha cambiado hacia la primera década en materia de parodias
políticas, este país todavía se encuentra gobernado por mesías y grupos de poder
que hacen de regentes y tutores demagógicos de buena parte de la sociedad. En
este sentido, lejos de parecerme extraño, me resultó muy ameno enterarme de la
noticia que un fenómeno cósmico de lo más natural -que se repite desde mucho
antes que existan los humanos en la tierra- ha sido convertido por
determinación de la aplanadora oficialista, en un feriado nacional del Estado pluri-folklórico que habitamos.
A mi parecer estos devotos ciudadanos,
se encuentran enajenados por un discurso ideólogo de pelaje populista, situación
que los ha convertido en prisioneros de un culto metafísico a Dioses mitológicos
inexistentes. Hecho que resulta curioso, ya que esa clase dirigente todavía no
se ha enterado que ese cúmulo de divinidades como son: “Pacha Mama”, “Inti
Raymi”, “Tío de la mina” o “Lucero del Alba”, fallecieron hace bastantes siglos,
fueron asesinados sin contemplación alguna, por aquellas mentes que con sus indagaciones
y aportaciones teóricas, contribuyeron de forma directa a la creación del “método”
que da origen a todas las ciencias.
Hablar de rendirle culto a cuestiones
metafísicas y sobrenaturales, es remitirnos al estadio más primitivo de los seres
humanos, aquel periodo donde nuestros antepasados pretendían explicar la
realidad y el entorno (por ignorancia y temor a lo desconocido), atribuyéndole poderes
divinos a los fenómenos que eran incapaces de comprender de forma coherente (el
sol, al luna, el rayo, el viento, etc.).
El recién instaurado feriado del
solsticio, se encuentra regido por un paradigma teológico de corte fetichista y
politeísta. Si el profeta Zaratustra irrumpiera en el cenáculo de aquella
celebración mitológica para tratar de explicar a los enajenados que sus Dioses
han muerto, seguramente terminarían incinerándolo en la misma hoguera del culto,
su pecado, haber llegado siglos demasiado pronto. No es para menos, si ni
siquiera han tomado conciencia de las primeras observaciones de Copérnico o
Galilei, resulta absurdo demandarles una compresión mínima del pensamiento de
Darwin, Nietzsche, Weber o cualquier otro contemporáneo, ya que sus cuerpos
habitan el presente, pero sus mentes han quedado ancladas en el pasado
irracional.
A pesar de que nadie puede jactarse
de tener una idea más o menos acertada de los misterios del universo, me parece
que el “ente creador”, ese que solemos llamar de muchas formas, nos ha
diferenciado del resto de animales con los que cohabitamos dotándonos de
inteligencia racional, por lo que he decido hacer uso de ella hasta el
cansancio, así que he de brindar con el vino de Hipócrates (padre de la
medicina moderna) por cada una de aquellas mentes que nos alejan cada vez más
de aquel estado primitivo del ser.
Texto: Romano Paz
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