Basta de realidades, “mundo detente que quiero bajarme de esta embestida suicida y con tintes apocalípticos”, esa me parece que sería una alocución acorde con los tiempos inciertos de los que nos toca ser testigos, veamos:
En el plano internacional la picadora de carne de la guerra en Ucrania trabaja a toda máquina haciendo favores que Hades y Caronte no necesitan, y lejos avistarse en el horizonte una tregua o un alto al fuego, parece que con poco más de un año de conflicto, lo que hemos visto es puro demostración y calistenia, tal cual como un púgil se preparar para el combate decisorio, siempre con audiencias polarizadas y con pronóstico reservado.
Dos
personajes que comparten el mismo nombre (Volodimir es Vladimir en el vocablo
ruso), se enfrentan en una contienda sin precedente en el siglo XXI, con una
crucial diferencia con las dos grandes guerras del siglo pasado, las imágenes
de los drones dejan poco lugar a la imaginación, la guerra y por ende la
muerte, en primer plano y en butaca preferencial desde la comodidad de
cualquier dispositivo conectado a internet. Escudriñando en los oscuros y
tenebrosos callejones del pasado podemos evidenciar que la guerra del golfo
presagiaba lo que serían las guerras del futuro, con transmisión en vivo y un
dato no menor, en las arenas del desierto se dio la histórica primera rendición
de elementos enemigos ante un dron.
La
historia, que no suele tomar partido por nadie, será el juez natural que
dirimirá quien es más grande, el que quiere anexarse a Ucrania o el que planta
la cara para luchar por la existencia de Ucrania. Que corran las apuestas,
porque los dados todavía no han sido echados, o es que como suele ser en temas
de procesos históricos, ¿una vez más somos incapaces de ver lo que se cierne
ante nuestros ojos?
A
propósito de la guerra, ya en el plano local, recurro al viejo adagio de que la
guerra es la continuación de la política por otros medios, y como en todo
momento, la información es poder, obviamente siempre y cuando esta caiga en las
manos indicadas. Y bueno, quienes no vieron venir las crisis económicas y la
escases de la divisa norteamericana en Bolivia, les toca encolerizarse y
contener el aliento, ¿se cierne sobre nuestro destino una versión de la crisis
desatada durante el gobierno de la Unidad Democrática Popular (U.D.P.)?, no lo
sé, pero la historia dentro de su repertorio nos ofrece alternativas como el
corralito argentino y su crisis crónica que galopa a todo ritmo. También
tenemos procesos como el venezolano o la dolarización de Ecuador. En fin, en su
discurso al congreso constituyente de Bolivia el libertador Simón Bolivar
vaticinaba lo siguiente; “Mirad
el mar que vais a surcar con una frágil barca, cuyo piloto es tan inexperto”.
Bolivia
está llena de ironías, me causa risa pensar que uno de los punta píe iniciales
del denominado proceso de cambio fue la guerra del gas del 2003, ¿y qué pasó
con el gas?, simplemente 20 años después se hizo gas. Uno de los peores
enemigos de las naciones decía Simón Bolivar es el Oro (recursos naturales), y
se sabe que la venta literal de nuestras reservas en oro es posiblemente la última
carta para evitar una crisis económica si no hay nuevos descubrimientos de
recursos fósiles. En síntesis, estamos a segundos de la media noche, si, hablo
del reloj boliviano que marca la hora para que se liberen todos los males de la
caja de pandora.
Bolivia
fue un país difícil de gobernar en tiempos de bonanza, ahora el bastón de mando
comienza quemarle la mano al portador, sea quien sea, ¿estarán dispuestos a
tomar medidas de ajuste?, ¿darán el paso al costado…?, ¿o nos precipitaremos al
abismo de la noche a la mañana?, pase lo que pase, se viene tiempos inciertos y
un previsible retorno a la barbarie, es difícil quitar los beneficios
otorgados, y menos a una cultura política como la boliviana.
Texto:
Romano Paz (Politólogo y filósofo)