Debo advertir al lector que decide sumergirse en mis escritos que recurro permanentemente a las metáforas, y estas tienen doble, triple o más sentidos, fiel a mis maestros, no busco dar ninguna respuesta, mi única pretensión es incitar al lector a la reflexión, a la búsqueda permanente del conocimiento por medio de la duda, trato de despertar a ese irreverente e insumiso preguntón que habita en nuestro ser para que ese niño interior pregunte cada vez más y de forma más aguda sobre los grandes enigmas de este maravillo e indescifrable mundo, dicho esto, los invito a leerme con criterio maduro, algunas cosas son literales, las metáforas claramente no lo son, disparemos.
Si hacemos un comper en nuestra cotidianidad y miramos en retrospectiva, nos daremos cuenta que desde la cuna hemos sido adoctrinados, no somos ni la sombra de lo que creemos ser, nos han hecho ser, no somos una causa, somos la consecuencia de las circunstancias, nuestra conciencia es el resultado de nuestra existencia. Desde las sagradas escrituras, pasando por Coca Cola y Herbalife, todos buscan adoctrinarnos, tratan de imponernos patrones de conducta, y en gran medida lo han logrado, ¿podemos escapar a ello?, por regla general no, pero como toda regla, esta tiene sus excepciones, veamos.
Nuestra
naturaleza es ser animales gregarios, es más, es la base de la sociedad, sin
asociarnos no seríamos ni la sombra de lo que somos como civilización,
indistintamente del paradigma dominante o del factor ideológico que condicione el
Status quo, el ser humano es absorbido por la masa, por esa muchedumbre que es
convertida en un rebaño que al mejor estilo del Flautista de Hameling, es pastoreado
por la élite dominante, inevitablemente algunos tienen que mandar y mucho
tienen que obedecer (ver teoría de las élites), dice el Big Boss, “la guerra es la paz”, y yo lo proclamo
a la inversa; la paz es la guerra, in Spanish, te sometes por las buenas, o te sometes por las
malas.
Y como no es
nada agradable padecer el yugo de las élites dominantes (tanto oficialistas
como opositores son parte del circuito del poder), los asistémicos, los lobos
de la estepa, los que pregonan la libertad del hombre frente al universo, no
como ideología, sino como filosofía de vida individualísima, han desarrollado
la metáfora como recurso, para ser leídos, pero solo entendidos por el ojo
debidamente entrenado, no en balde en el poema supremo se proclama la siguiente
frase: vosotros que gozáis de sano entendimiento, descifrad el significado que
se esconde detrás de tan raras escrituras. He allí las excepciones, hablamos de
esos porfiados que nadan a contracorriente, me refiero al esclavo que a lo
Harry Houdini y contra todo pronóstico ha roto sus cadenas y se ha escapado de la
cueva de Platón, y como es lógico, con la luz del abrazador sol del mediodía, cada
quien decide cuánta verdad es capaz de soportar.
En una reciente
entrevista Arturo Pérez-Reverte declara lo siguiente; “¿cómo puedes pedirle a alguien que tiene 32.000 libros en casa que
resuma su ideología en un Twit o en treinta segundos de palabras, ¡es imposible¡”, no creo que
me alcance el dinero ni mis siete vidas felinas para aproximarme remotamente a
esa plus marca, y sin desearle ningún mal al maestro de maestros (es más anhelo
seguir devorando sus manjares literarios), cuando creemos que hemos aprendido
lo suficiente, justo en ese momento en que la sociedad nos considera unos viejos
sabios, nos encontramos próximos a la misa de réquiem, llega ese inevitable
momento en el que estaremos entre la espada y la pared, y como no podremos cambalachear
las canas por acné, los sabinófilos en el juicio final anhelaremos que Lucifer
sea nuestra abogado de oficio y negaremos todo, ¡incluso, la verdad!
Finalmente debo
decir que no sé hasta qué punto es negocio buscar el conocimiento con
profundidad, si al fin de cuentas la felicidad es más un aliado de los enemigos
de la duda.
Texto: Romano
Paz