martes, 11 de diciembre de 2012

¿Por qué Evo, no es el Mandela Boliviano?


 
Yo, un ciudadano cualquiera, atracado en más de tres ocasiones, inmigrante agradecido del Reino de España, orgullosamente auto repatriado. 

Inicio mi jornada con las primeras luces del alba, me desayuno, o mejor dicho me embriago, con las generalmente malas nuevas que nos presentan las diferentes secciones de actividad delictiva y política de los matutinos nacionales, que a esas horas ya tienen lista su presentación virtual del día. 

Luego de ese aperitivo, procedo a preparar mi primera comida del día, este es mi momento de análisis y reflexión, donde hago mis mejores esfuerzos para digerirme la cruda realidad y prepararme para enfrentar el día con la mejor predisposición que la coyuntura me lo permite.


 
En la víspera, comenzó a dar miles de vueltas en mi cabeza, la pregunta: ¿por qué Evo Morales, no es el Nelson Mandela Boliviano?, al encontrarme incapaz de esbozar argumentos convincentes, pasé a mi estudio para revisar documentos que podían aclararme las ideas, me tope con el libro del literato y periodista John Carlin, saboreado hace unos meses pero sin mayores sobresaltos, releí el apunte donde el autor aborda precisamente el caso de Sudáfrica, enfocando el factor humano que le permite a Mandela establecer una paz negociada y duradera, en la que lejos de aniquilar y derrotar a sus enemigos, éste los gana para su causa.


El periodista narra cómo es que Mandela incorpora a esos “potenciales enemigos” al nuevo Estado. En ese preciso instante rememoré a Arquímedes con  su inigualable frase “Eureka”, copa de vino en mano, me propuse convertir las ideas en símbolos iconográficos para compartirlas con usted, querido lector. 

Mandela fue en sus inicios un hombre duro de convicciones, admirador del “Che”, como activista político, optó por la vía de la violencia para luchar en contra el apartheid. No demoró mucho en acabar entre las rejas. Los casi veintisiete años de cautiverio terminaron por ablandarle, no es que no haya guardado rencor alguno, pero entendió que debía luchar contra un orden que  manejaba todos los aparatos represivos del Estado Sudafricano.

Además ese orden contaba con la suficiente fuerza humana, ideológica, logística y militar para desencadenar una guerra sangrienta de largo alcance; supo comprender que el ciudadano blanco (llamado afrikáner) era una fiera poderosa, con la que no valía la pena luchar, entonces había que domesticarla.


Se ganó hasta a los más duros de sus carceleros, comprendió que mas allá de las caretas que solemos usar para esconder nuestros temores, hay seres sensibles y dóciles; si sabemos tocar las cuerdas sonoras del corazón, todos llegamos a valorar la humanidad por encima de prejuicios y dogmas de todo pelaje. Mandela, estando ya en libertad, canalizó toda la energía revolucionaria de su gente y los temores comprensibles de los afrikáners, para sentar las bases de un nuevo país, con una paz negociada. 

Este líder apeló al diálogo, buscó los elementos en común, asumió que los afrikáner eran tan sudafricanos como los ciudadanos de color, apuntó a sus corazones y hábilmente conquistó a sus enemigos para su causa.


Evo Morales, es un político boliviano que no se parece en nada a Nelson Mandela, pues obra totalmente al revés. 

Texto: Romano Paz 

4 comentarios:

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  3. No hay ningún merito u esfuerzo intelectual en insultar a las personas, y por supuesto, ningúna afrenta contribuye a debate alguno. Demás esta decir lo cobarde que es insultar desde el anonimato.

    Quienes discrequen, haganlo con altura.

    Un cordial saludos

    Romano Paz

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