lunes, 25 de marzo de 2013

Sociedad en el espejo



En esencia no son las leyes quienes hacen inclusión o justicia social, tampoco la economía por si sola genera desarrollo, ni la ciencia política ni ninguna otra ciencia social trasforma la sociedad de forma estructural, su trabajo es diagnosticar y tratar de describir la realidad en sus múltiples áreas de estudio para brindar herramientas que al fin de cuentas pueden ser bien o mal empleadas según la subjetividad de cada quien.

Más propiamente es la sociedad la que cambia y se transmuta para que por inercia le sigan las leyes, la economía, la política, la cultura, etc.  Por lo que el proyecto de constitución que debe ser sometido a referéndum no es más que un saludo a la bandera, esto debido a que para conocer e identificar lo que piensa la gente, sus principales problemas, esperanzas y deseos no hay que recurrir a ningún gurú de la política, tampoco al instinto de los iluminados colaboradores, ni mucho menos a los círculos sociales más cercanos, más bien es preciso desarrollar investigaciones serias y periódicas, elaboradas por equipos de profesionales interdisciplinarios,  especializados en estudios y sondeos de profundidad, es que aplicar recetas criollas o prefabricadas a sociedades tan complejas y diferentes puede ser catastrófico, aun cuando se atraviesa por cierta tendencia internacional, es en el escenario y contexto local que se define el destino de los pueblos.

Para comprender de forma mediana la coyuntura nacional partamos de algo básico y socialmente aceptado, “en términos generales la política y los políticos tienden a ser muy aburridos”, sobretodo en una sociedad como la boliviana; premoderna, arcaica, insuficiente de instituciones y valores democráticos, con preferencias electorales mesiánicas, inmediatista y autoritaria, donde priman los intereses del partido, del grupo, del gremio, del sindicato, de la comparsa, de los “con o sin” (agua, tierra, techo, diesel, etc.), es natural pues que la ley abstracta no gobierne y el Estado de derecho se aplique solo  para quienes no detentan el poder. 

Acompañemos esto con las mega tendencias mundiales en materia de comunicación y constataremos que vivimos la era del ocio y el entretenimiento, la atención de la mayoría de los potenciales electores gravita entorno a la superficialidad mercantilizada de los medios de comunicación masiva, principalmente la televisión (que despierta emociones verdaderas sobre ambientes ficticios), Internet (juegos, comunidades, chat, etc), cine, espectáculos banales y novelas para todos los gustos.

En este escenario no es coincidencia ni casualidad que los grandes estadistas, con sus discursos pomposos, académicos y complejos filosóficamente hablando hayan pasado de moda y si todavía existen de por echo que nadie los escucha. Por supuesto que esta es la hora del populismo demagógico, de la trivialidad cómica y trágica, ¿acaso ha podido alguien competirle en este contexto al presidente de la república?, con sus arbitrariedades, populismo belicoso, informalidad espontánea y folklorismo cómico, es la viva expresión de la tendencia latinoamericana y sobre todo de buena parte de la sociedad boliviana.   



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 Texto: Romano Paz


Verdades amargas sobre colonialismo



A mi parecer, no es correcto hablar del “descubrimiento de América” para hacer referencia al arribo de los primeros europeos al continente. Sucede que las civilizaciones locales, eran consientes de su propia existencia, por lo que considero más preciso referirme a este hito como un choque de civilizaciones o tal vez como el encuentro de tres mundos (América, Europa y África), colisión en la que inexorablemente se van a desencadenar fabulosos intercambios culturales de toda índole, sin embargo, como en toda guerra, los vencedores fungen como cultura hegemónica que trata de absorber y eliminar al resto de culturas e identidades minoritarias sometidas.

Resulta que unos milenios años antes de la era Cristiana, las primeras civilizaciones locales inician su evolución sociopolítica como pequeños asentamiento humanos regados por el continente, algunos de estos colectivos van a ir evolucionando durante siglos hacia ciudades Estado y Estados Imperiales de diferentes magnitudes, es de esta manera que cuando Cristóbal Colón toca tierra firme en el Caribe, varios imperios locales ya se encontraban extintos, habían colapsado por diferentes factores. Sin embargo para el año 1492, se encontraban vigentes dos poderosos Estados, el Imperio Azteca y el Imperio Inca, ambos contaban con ejércitos de una magnitud considerable y una cierta tecnología militar que les permitía hacer frente a los arcabuces y armas de acero forjado que portaban los invasores, sus desventajas radicaban en el hecho de que era muy poco lo que conocían sobre las técnicas y estrategia militares de sus futuros verdugos, una de las pocas armas que le dan una ventaja significativa a los conquistadores eran los cañones de artillería.

Ciertamente bastó un puñado de invasores continentales para someter a los poderoso imperios locales, su ventaja cuantitativa se baso en aliarse con cientos de pueblos originarios que se unieron a los ejércitos realista con la falsa ilusión de que iban a liberarlos de yugo colonizador e imperialista que les imponían las nativas culturas dominantes de aquella época, los resultados son ampliamente conocidos, los aborígenes en general no solo se vieron diezmados por el aniquilamiento, sino que también fueron colonizados culturalmente, se les impuso; idioma, vestimenta, fe, organización política y otros.

En la actual ex república de Bolivia, algunos actores que conforman la élite política del Estado Plurinacional, afirman estar librando una batalla emancipadora contra todo legado occidental y el capitalismo salvaje, se trata de una contienda en la que según sus propios próceres, se está descolonización al Estado, sus instituciones y sus habitantes. Este es el punto en que uno se pregunta ¿cómo es que estos paladines de la justicia social y la libertad cultural quieren descolonizar?, ¿acaso imponer la whipala como emblema representativo de todos los bolivianos, no es someter al resto de identidades minoritarias, a la cultura hegemónica y dominante de la época?
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Texto:Romano Paz




Ser pro-oficialista y anti-oficialista en Bolivia



Desde ningún punto de vista pretendo categorizar o generalizar conceptualmente al partido político en función de gobierno, tampoco a la oposición política sensata de nuestro país. La presente columna es para examinar brevemente los discursos barajados por los grupos minoritarios que hacen de escuderos de los discordes polos –me refiero a los xenófobos-  actualmente enfrentados ideológicamente en Bolivia, estos irónicamente se repelen y se declaran mutuamente enemigos antagónicos, tal es su ceguera dogmatica, que análogamente caen en los mismos vicios, y son incapaces de percatarse que juntos forman las dos caras de una misma moneda.

Los pro-oficialistas; son seductores actores políticos que aparentemente creen ser la reencarnación de algún rey-filosofo antiguo. Es sorprende la facilidad con la que se arropan el monopolio de la verdad, este don sobrehumano -que los acerca más a los antiguos dioses paganos que a nosotros, unos simples mortales- es usado discrecionalmente  para  distinguir y sancionar categóricamente lo bueno de lo malo, de esta manera no dan lugar a replica o la duda sobre la validez y el sentido lógico de sus juicios emitidos; Pretenden paralizar y restringir todo tipo de sentido crítico en la sociedad, no hace falta hacer uso de la razón para meditar sobre sus actos, ya todo está dicho, ya todo está escrito.

Los anti-oficialistas; no son querubines que han caído inocentemente en este juego de idiotización  de la política boliviana, por supuesto también son actores minoritarios con poca o nula cultura democrática, idénticamente acostumbrados al maniqueísmo político y las practicas  fascistas, hacen uso de las mismas herramientas, solo que en sentido contrario.
Todos estos personajes pugnan por captar la atención de la opinión pública, para nuestra desgracia carecen de argumentos coherentes y sólidos, no tienen propuestas de políticas públicas que apunten a consolidar un proyecto de país viable, en su desesperación por monopolizar la atención del electorado solo les queda recurrir a los insultos para descalificar vilmente a sus adversarios políticos.

En busca de contenido han mutado para convertirse en discípulos obtusos de la ilustración, renunciaron a reconocer la cruda realidad social vigente de nuestro país; en nuestras ruinas como Estado, no son capaces de ver más que odio, rencor, intolerancia y deseos de venganza. Muy cobardemente manipulan y se dedican a atacar verdades ya superadas (la corrupción, el narcotráfico, la iglesia medieval, la colonia, las dictaduras, el latifundio, la oligarquía, etc.), debate actualmente fuera de contexto ya que solo un demente las defendería.

¡Le debemos a la polarización política!, que de un tiempo a esta parte se hayan incrementado considerablemente las agresiones físicas y verbales a los diversos medios de comunicación, ciudadanos en general, actores y disidentes políticos de todo pelaje. Son dos némesis que juzgan sumariamente a sus contrincantes, se necesitan mutuamente para justificar su existencia en el escenario político nacional.
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Texto: Romano Paz

Bolivia: Republiquetas


 
Debo reconocer que desde mi nacimiento, como muchos otros de mis paisanos, he sido enajenado por las cadenas de una sociedad autoritaria y he debido hacerme una idea del mundo, basándome en las “sombras de diferentes construcciones ideológicas” que no han hecho otra cosa que ser un reflejo vago e impreciso de la realidad y mi entorno. Precisamente por eso, es que siempre me ha resultado complicado el ejercicio de reflexionar sobre los diferentes procesos y hechos concretos que van hilando de manera inevitable, la realidad política del Estado que habitamos, mismo que hasta la fecha hemos convenido llamar Bolivia (sus apelativos o patronímicos no han corrido la misma suerte), dicho esto, me arriesgaré a equivocarme en el intento de interpretar una parte de nuestra realidad política.

Es evidente que se ha desatado un proceso de cambio en las estructuras sociales y políticas del país, situación que no abarca que dicha dinámica sea positiva o negativa, ya que ello va casado con los prejuicios subjetivos de cada individuo o colectivo social (sombras de las que hablo un poco más arriba). En este sentido,  este proceso se trata de pasar de un período “x” a uno “y”, es un parto, necesariamente luminoso para un determinado grupo elites, g. de poder, g. de interés, etc. Y necesariamente doloroso para otro buen grupo de elites, g. de poder, g. de interés, etc. Negar la existencia de estas múltiples clases dirigentes y sus formas de organización, resulta ridículo, ya que esa posibilidad, no tiene cabida en las ciencias sociales.  

Es un neo proceso refundacional del Estado Boliviano, en el que se han desmoronado varias instituciones del periodo anterior, a la par que han surgido una serie de figuras políticas nuevas, o que se creían extintas, aquí, solo he de referirme a las diferentes Republiquetas que están surgiendo en algunos “territorios indígenas originarios y campesinos”.

Estos colectivos sociales, han logrado conformar dentro del territorio boliviano, Estados embrionarios o Republiquetas, que cuentan con tal grado de soberanía, que cada una tiene un sistema electoral propio, basado en usos y costumbres, que de hecho no implica que se trata de “sistemas electorales democráticos de tipo occidental”, con procedimientos fundados en el binomio; una persona un voto, además de que este sea universal, secreto y también sirva para institucionalizar una oposición –legítima- a los oficialistas de turno. Por otro lado, según la información recogida de diferentes fuentes  (ir  a constatar hechos, podría resultar un ejercicio suicida), han dado muestras claras de tener sistemas judiciales propios (usos y costumbres), que más allá de que puedan ser mejores o peores, no están alineados con los procedimientos del sistema judicial del Estado central, que se basa en la presunción de inocencia y el respeto a los DD.HH. En fin, entre otras variables, se ha expulsado la presencia institucional del Estado boliviano, indudablemente las Republiquetas están recobrando vigencia.
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Texto: Romano Pa

Otra revolución traicionada




Ciudadanos campesinos, indígenas y otros superhombres orgullos del pedigrí originario, se atribuyen el título de movimientos sociales, para marchar desde los cuatro puntos cardinales y cercar la capital cruceña en descarada actitud beligerante, con la misión de tomar físicamente el centro neurálgico de la oposición política a la administración Morales. Este es el motín político que reclaman los déspotas que asumen verdades categóricas y contundentes, sin embargo inesperadamente en el preámbulo de la madre de todas las batallas de la marcha arbitraria hacia el oriente, los envalentonados milicianos son replegados a la retaguardia por instructivas del war room.

Es usualmente parafraseado por los estudiosos de las ciencias sociales que “la historia es cíclica”, de acuerdo a esta lógica nuevamente hemos sido testigos de cómo otra revolución armada ha sido traicionada y apuñalada por la espala. Por supuesto los conservadores no pueden otorgar el mando a las masas políticamente organizadas y doctrinariamente radicales, ya que ello significaría delegar el poder a los mandos medios y dirigentes de base, con lo que colapsaría la oposición política y por supuesto también la tiranía de actual gobierno, arrastrando su nueva élite política ascendente. En los hechos éste proceso de cambio no busca otra cosa que mantener, consolidar y ampliar mediante un proyecto de constitución trucho, los beneficios y privilegios a la fecha obtenidos, por definición no son mas que el asta mas izquierdoza de una derecha déspota y fascista, que utiliza como herramientas de lucha terrorismo de Estado, movilización de conciencias mediante un proyecto político supremo y fundamentalista, un discurso de desprestigio y confrontación permanente contra las fuerzas políticas alternas, violación sistemática del Estado de derecho, fraude electoral, intolerancia como respuesta al pluralismo de ideas, motivos por demás suficientes como para provocar la psicosis colectiva del golpismo, en el Masismo y sus patrocinadores internacionales.

Por el otro lado hemos quedado a expensas de una oposición política partidaria anacoreta, efímera y en descomposición, que ha perdido su propia consonancia, que desesperada busca reagruparse en medio del caos de un maremoto político provocado por la falta de credibilidad y moral debido a sus propios desaciertos. Diezmada por las embestidas de un gobierno centralista que más que gestión pública hace gestión mediática, también existe la oposición política regionalizada del Conalde, un proyecto político mezquino por que no quiso convertirse en el ente supra partidario de una oposición política vigorosa de carácter nacional. Hasta aquí ya basta de lapidar a nuestra tristemente célebre clase política, ya que esta nos es más que un reflejo de la sociedad boliviana en el espejo, de lo que soportamos con nuestra indiferencia y no importismo o incendiamos con nuestra intolerancia y poca cultura democrática, demandemos a la sociedad boliviana criterio para elegir a sus gobernantes y determinación para defender sus derechos de los dictadorcitos que deliran con el poder eterno.
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Texto: Romano Paz