En mis clases universitarias suelo hacer un ejercicio, coloco un objeto aleatorio entre mis alumnos y mi persona, acto seguido pregunto lo siguiente; si todos estamos viendo el mismo objeto, ¿Qué es lo que cambia?, las respuestas no se hacen esperar y coinciden en que se trata de una cuestión del ángulo desde donde se observa, en síntesis, la perspectiva desde donde se mira, dicho esta vamos al fondo del asunto.
La política es el arte de narrar, y la versión rusa de
la historia afirma que Vladimir Putin es un paladín de la Justicia, un
libertador que está desnazificando Ucrania, adicionalmente ha neutralizado y
desarmado una potencial amenaza para la Federación Rusa y no es nada
despreciable el hecho de impedir que la OTAN se siga expandiendo hacia sus
fronteras, no en balde tiene la friolera aprobación de más del 80%. En este
juego geopolítico, los americanos a la cabeza de Donald Trump consideraron en
su momento retirarse de la Alianza del Norte, lo que hubiera sido un golazo
para los intereses del Kremlin.
Por su lado, la civilización occidental observa
pasmada la invasión y sobre todo la destrucción de Ucrania, sin embargo, al
contrario de lo que sucedió con Afganistán, que se desmoronó como un castillo
de naipes, contra todo pronóstico, un envalentonado Volodímir Zelensky no solo
se negó a capitular, sino que además le plantó la cara al invasor y contra todo
pronóstico resistió lo suficiente hasta lograr ayuda, gracias a las armas
facilitadas por países aliados con el paso de las semanas, Ucrania logra
infligir muchísimas pérdidas materiales y humanas, obligando al Kremlin a
cambiar de estrategia, pues se retiraron del centro y el norte del país para
concentrase en el este, zonas separatistas en las que hay una considerable
población pro-rusa y que a ojos vista pretenden anexionarse (y lo que no puedan
anexionarse lo van destruir), si bien este capítulo de la historia no está
escrito, me permito el beneficio de la duda, ya que el ejército ruso resulto ser
un caballo de cartón.
Ahora bien, fuera de las perspectivas, la guerra es
destrucción, sea motivada por sometimiento o emancipación, el ser humano la ha
llevado a los 4 puntos cardinales y como a lo largo de la historia son muchos
los que han declarado la guerra firmando la paz, hay muchas otras guerras que
se están librando en la guerra de Ucrania, las consecuencias, como en todo,
impredecibles, pero estoy seguro de que estamos en la antesala de un nuevo
orden mundial.
La democracia (un regalo griego del siglo VI a.C.), en
términos del politólogo Robert Dahl (+), es inalcanzable en las sociedades
contemporáneas, se trata de un norte a seguir, un ideal, por lo tanto, una
quimera, por así decirlo es lo menos peor que hemos sido capaces de crear para
tratar de evitar que nos matemos los unos a los otros, ¡y ya ven como estamos!
En un conflicto como el de Ucrania es difícil no tomar
partido, nos toca estar del lado de occidente y de su imperfecta democracia,
dicen los liberales que el precio de la libertad es la vigilancia permanente, y
la libertad muy raras veces se ha obtenido sin las armas.
A manera de conclusión, este parte de guerra da cuenta
de que como humanidad no somos parte de la guerra, somos la guerra en sí misma.
Texto: Romano Paz