lunes, 25 de marzo de 2013

Cenizas y sombras, de la irracionalidad del ser


  
La Bolivia de principios del siglo XXI, muy poco ha cambiado hacia la primera década en materia de parodias políticas, este país todavía se encuentra gobernado por mesías y grupos de poder que hacen de regentes y tutores demagógicos de buena parte de la sociedad. En este sentido, lejos de parecerme extraño, me resultó muy ameno enterarme de la noticia que un fenómeno cósmico de lo más natural -que se repite desde mucho antes que existan los humanos en la tierra- ha sido convertido por determinación de la aplanadora oficialista, en un feriado nacional del Estado pluri-folklórico que habitamos.

A mi parecer estos devotos ciudadanos, se encuentran enajenados por un discurso ideólogo de pelaje populista, situación que los ha convertido en prisioneros de un culto metafísico a Dioses mitológicos inexistentes. Hecho que resulta curioso, ya que esa clase dirigente todavía no se ha enterado que ese cúmulo de divinidades como son: “Pacha Mama”, “Inti Raymi”, “Tío de la mina” o “Lucero del Alba”, fallecieron hace bastantes siglos, fueron asesinados sin contemplación alguna, por aquellas mentes que con sus indagaciones y aportaciones teóricas, contribuyeron de forma directa a la creación del “método” que da origen a todas las ciencias.

Hablar de rendirle culto a cuestiones metafísicas y sobrenaturales, es remitirnos al estadio más primitivo de los seres humanos, aquel periodo donde nuestros antepasados pretendían explicar la realidad y el entorno (por ignorancia y temor a lo desconocido), atribuyéndole poderes divinos a los fenómenos que eran incapaces de comprender de forma coherente (el sol, al luna, el rayo, el viento, etc.).

El recién instaurado feriado del solsticio, se encuentra regido por un paradigma teológico de corte fetichista y politeísta. Si el profeta Zaratustra irrumpiera en el cenáculo de aquella celebración mitológica para tratar de explicar a los enajenados que sus Dioses han muerto, seguramente terminarían incinerándolo en la misma hoguera del culto, su pecado, haber llegado siglos demasiado pronto. No es para menos, si ni siquiera han tomado conciencia de las primeras observaciones de Copérnico o Galilei, resulta absurdo demandarles una compresión mínima del pensamiento de Darwin, Nietzsche, Weber o cualquier otro contemporáneo, ya que sus cuerpos habitan el presente, pero sus mentes han quedado ancladas en el pasado irracional.

A pesar de que nadie puede jactarse de tener una idea más o menos acertada de los misterios del universo, me parece que el “ente creador”, ese que solemos llamar de muchas formas, nos ha diferenciado del resto de animales con los que cohabitamos dotándonos de inteligencia racional, por lo que he decido hacer uso de ella hasta el cansancio, así que he de brindar con el vino de Hipócrates (padre de la medicina moderna) por cada una de aquellas mentes que nos alejan cada vez más de aquel estado primitivo del ser.


Texto: Romano Paz


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