lunes, 25 de marzo de 2013

Otra revolución traicionada




Ciudadanos campesinos, indígenas y otros superhombres orgullos del pedigrí originario, se atribuyen el título de movimientos sociales, para marchar desde los cuatro puntos cardinales y cercar la capital cruceña en descarada actitud beligerante, con la misión de tomar físicamente el centro neurálgico de la oposición política a la administración Morales. Este es el motín político que reclaman los déspotas que asumen verdades categóricas y contundentes, sin embargo inesperadamente en el preámbulo de la madre de todas las batallas de la marcha arbitraria hacia el oriente, los envalentonados milicianos son replegados a la retaguardia por instructivas del war room.

Es usualmente parafraseado por los estudiosos de las ciencias sociales que “la historia es cíclica”, de acuerdo a esta lógica nuevamente hemos sido testigos de cómo otra revolución armada ha sido traicionada y apuñalada por la espala. Por supuesto los conservadores no pueden otorgar el mando a las masas políticamente organizadas y doctrinariamente radicales, ya que ello significaría delegar el poder a los mandos medios y dirigentes de base, con lo que colapsaría la oposición política y por supuesto también la tiranía de actual gobierno, arrastrando su nueva élite política ascendente. En los hechos éste proceso de cambio no busca otra cosa que mantener, consolidar y ampliar mediante un proyecto de constitución trucho, los beneficios y privilegios a la fecha obtenidos, por definición no son mas que el asta mas izquierdoza de una derecha déspota y fascista, que utiliza como herramientas de lucha terrorismo de Estado, movilización de conciencias mediante un proyecto político supremo y fundamentalista, un discurso de desprestigio y confrontación permanente contra las fuerzas políticas alternas, violación sistemática del Estado de derecho, fraude electoral, intolerancia como respuesta al pluralismo de ideas, motivos por demás suficientes como para provocar la psicosis colectiva del golpismo, en el Masismo y sus patrocinadores internacionales.

Por el otro lado hemos quedado a expensas de una oposición política partidaria anacoreta, efímera y en descomposición, que ha perdido su propia consonancia, que desesperada busca reagruparse en medio del caos de un maremoto político provocado por la falta de credibilidad y moral debido a sus propios desaciertos. Diezmada por las embestidas de un gobierno centralista que más que gestión pública hace gestión mediática, también existe la oposición política regionalizada del Conalde, un proyecto político mezquino por que no quiso convertirse en el ente supra partidario de una oposición política vigorosa de carácter nacional. Hasta aquí ya basta de lapidar a nuestra tristemente célebre clase política, ya que esta nos es más que un reflejo de la sociedad boliviana en el espejo, de lo que soportamos con nuestra indiferencia y no importismo o incendiamos con nuestra intolerancia y poca cultura democrática, demandemos a la sociedad boliviana criterio para elegir a sus gobernantes y determinación para defender sus derechos de los dictadorcitos que deliran con el poder eterno.
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Texto: Romano Paz

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