lunes, 11 de julio de 2016

De infames en fútbol y democracia



El fútbol, deporte del que se confiesa devoto el presidente Evo Morales, es un juego en el que dos equipos deben de competir en igualdad de condiciones, lo que implica tener reglas claras y previamente establecidas, las mismas que se hacen respetar por árbitros imparciales. Se conoce como juego limpio. Sin embargo, los futbolistas suelen recurrir a artimañas para engañar a los árbitros y sacar ventaja de forma infame, a ello se debe la máxima de que “el fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos”.

Metafóricamente hablando, el combate dialéctico entre el amigo y el adversario que nos plantea el fútbol, sirve para representar la pugna que patrocinan con entusiasmo oficialistas y opositores en una democracia pluralista, disputa regida por el Estado de derecho (reglas de juego), en la que es absolutamente permitido cuestionar las ideas divergentes del adversario, pero jamás negarle su derecho a expresarlas, grado de hostilidad que es diferente al que nos plantea el antagonismo con el enemigo, ya que a este último se pretende destruir y solo se puede coexistir con él en la medida que no sea posible alcanzar el fin supremo, lo que es propio de regímenes no democráticos.

Es imprescindible traer a colación la sabia frase popular: “del dicho al hecho, hay mucho trecho”, ya que bajo esta lógica, el juego democrático en Bolivia ha degenerado en una práctica indecorosa en la que los principales actores del oficialista MAS no respetan la reglas del juego cuando no los favorecen. Solo citaré un par de hipocresías y acciones de desprecio a la democracia pluralista y el juego limpio, veamos:
Muy a pesar de que uno de los principales postulados ideológicos de la actual casta dominante ha sido el principio andino del ‘ama llulla’ (no mentirás), la mentira ha sido uno de los modus operandi de las principales autoridades del país: el presidente en 2014 dijo: “Vamos a respetar la CPE en el tema de la reelección”, desdiciéndose en 2016, ya que pretendieron modificar la CPE vía referéndum, para habilitar a los dos principales mandatarios de gobierno a una tercera postulación continua dentro del periodo constitucional de gobierno, es decir, modificar las reglas mientras se juega el partido.

En otra flagrante contradicción, el primer mandatario expresó: “Gane el sí o gane el no, vamos a respetar, esa es la democracia”. A pesar de que el soberano ya se ha manifestado de manera vinculante, se pretende impulsar un re-referéndum para forzar esta figura prorroguista.
Si a este proceder infame, que contradice el ‘vivir bien’, le sumamos que el árbitro u Órgano Judicial sufre serios cuestionamientos por su supuesta parcialización con el MAS, se deduce que el juego esta amañado en beneficio de unos y en perjuicios de otros, la evidencia es contundente; mientras las principales autoridades nacionales afirman que se respetarán las reglas del juego democrático, en los hechos obran en sentido absolutamente contrario para perpetuarse de manera indefinida en el poder. Queda claro que entienden a la democracia únicamente como un medio para acceder al poder, jamás para cederlo


Texto: Romano Paz