lunes, 25 de marzo de 2013

De Mayo y la Libertad


 
Mayo es para los bolivianos entre muchas cosas el mes de las madres, esto en homenaje a las heroínas caídas en la coronilla. Vale decir que detrás de esos emotivos festejos se transmiten gritos de libertad. Por medio del maldito silencio de las y  los que osaron ser libres, resuenan esos inclaudicables ideales de justicia y democracia. En nuestros días estos héroes parecen haberse esfumado en el letargo de la historia, y es que para unos son muchos ya los  años transcurridos, mientras que para otros la trágica historia recién comienza y hay quienes lidian con esos nefastos días lúgubres esperando que no les llegue la hora.

Evidentemente con la sangre de los mártires, liberamos a Charcas, combatimos los afanes imperialistas de nuestros vecinos, revulocionamos a Bolivia el 52, derrocamos dictaduras e instauramos la democracia en Bolivia, sin que esto signifique que la hemos consolidado, ya que son muchos los caídos en democracia y mas de un presidente en estos últimos veinticinco años, fue forzado a acortar su mandato. El 27 de mayo también recordamos el Día del Desaparecido Boliviano, como muestra clara de las muchas heridas todavía abiertas, y de que todavía nos queda bastante faena en la profundización de nuestra democracia.

El terrorismo de Estado, caracterizado por el uso abusivo e injustificado del poder esta tan vigente hoy como ayer, solo que se hace presente en otras formas y matices, esta vez bajo la consigna de ideologías y proyectos políticos supremos, recurre a la propaganda política goebbeliana, para blasfemar, desinformar e incentivar condiciones que pretenden delimitar antagonismos absurdos entre un nosotros y un ellos, actitudes xenófobas que procuran incentivar y motivar  a las masas afines, además de sembrar miedo y temor en los bandos opuestos. El resultado de estas actitudes ha sido siempre la imposición y el acoso a las libertades político-civiles de los ciudadanos, ya sea de forma masiva, de género o  particularista.

Que el acoso a los medios de comunicación, las agresiones físicas y verbales a los ciudadanos por su condición de campesino, forastero, blanco, moreno, indígena, joven, mujer, etc. Lejos de incentivar la violencia y la intolerancia, nos recuerde lo infinitamente diferentes que somos y lo mucho que necesitamos a la Democracia como principios y valores que nos permitan desarrollar una convivencia pacifica, plural, intercultural y participativa. Evitando así caer en los uní lateralismos y autoritarismos, para garantizar la ciudadanía plena y universal de todo ser humano que transite por nuestra madre patria.  

Busquemos en nuestra existencia principios, valores y sueños que inspiren nuestras vidas, al punto inclusive de consagrarnos a una causa, mismo valores por los que probablemente estemos dispuestos a morir defendiéndolos. Cabe resaltar que esos ideales dejan de ser justos cuando estamos dispuestos a blasfemar, herir o privar el derecho de la vida a terceros. Concluyo diciendo que podemos combatir con vehemencia las ideas del nuestros coyunturales oponentes políticos, pero jamás negarles el derecho a defenderlas.
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Texto: Romano Paz

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