Muchos
regímenes en determinadas circunstancias
han apelado a la unidad nacional exagerando a los enemigos
internos y externos. En el caso de EUA, George W. Busch luego del 11S, se valió
de los grupos terroristas y sus financiadores. La cuestión era sencilla, se
estaba con la política oficialista o se era un traidor de la patria, o se estaba
con EUA, o con sus enemigos. No había cabida para puntos intermedios.
Lo anterior fue denunciado y duramente criticado en
el libro “Ataque contra la razón” escrito por el que perdiera la terna
presidencial con Busch el año 2000, el demócrata Al Gore. Sin embargo no fue la
única voz discorde con la política imperante, destaco también la sátira
política del cineasta Michael Moore, voces a las que sumaron miles.
Este accionar artero ha sido replicado por el
gobierno de Evo Morales y sus adeptos, ya que frecuentemente -sin prueba alguna-
a viva voz denuncian que sobre su gobierno se ciernen conspiraciones digitadas
por el imperio y occidente. En esa línea, han roto relaciones diplomáticas con
EUA y han expulsado a muchas agencias cooperación, amén de haber declarado la
muerte de la era de la Coca Cola y el advenimiento de un nuevo tiempo, el del Mocochinchi.
Esto oculta una asfixia económica dirigida contra la oposición intelectual,
política y civil. Ya que estos grupos se beneficiaban de la cooperación mediante
consultorías, capacitaciones, becas de estudio, fuentes de empleo, etc.
En el plano interno, tenemos el sonado y cada vez
más cuestionado caso “terrorismo”, sumado a las permanentes denuncias de afanes
golpistas digitados por la oposición. Lo paradójico es que hasta a la fecha, lo
único contundente son las autoridades electas que han sido destituidas de sus
cargos mediante una ley inconstitucional aprobada por el rodillo oficialista.
Abatido por la infame lista negra de intelectuales
presentada por un ministro, me declaro admirador de EUA y occidente, ya que a
pesar de sus yerros, allí germinaron las ideas que dieron luz a la filosofía y
la democracia. Finalmente, a pesar de la fobia que manifiesta el primer
mandatario boliviano, se lo ve cómodo con jeans y zapatos deportivos de marca, también
se lo ha visto refrescándose con una Coca Cola, amén de que compro un lujoso
avión de industria europea en vez de uno producido en la América morena, ni hablar del “Evo fashion”
y de su tan amado deporte el football, un invento occidental. En tal sentido,
demando respeto por el invaluable aporte de occidente a la humanidad y el fin
de la demagogia.
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