A pesar de que tengo poca
afición con el futbol, debo confesar que el Atlético y el Madrid son parte de
una relación íntima que mantengo intacta hasta hoy con una ciudad en la que me
deje parte de la vida y el corazón. Luego de mi estancia en Madrid tuve que
experimentar la sensación de pertenecer a dos ciudades (Madrid y Santa Cruz) y
al mismo tempo a ninguna, ya que indistintamente de la metrópolis en que esté,
siempre anhelo volver a la que deje atrás, un eterno retorno.
Llegue
a Madrid un 25 diciembre de 2001 pasado el medio día, una estancia de un par de
meses se prolongo por poco más de una año, tiempo más que suficiente como ser
cautivado y convertirme en madrileño de corazón. Durante ese año el Atlético,
luego de estar en segunda división
ascendió a la liga, el Madrid cumplió 100 años justo el día en que
jugaba la final de la Copa del Rey en el Santiago Bernabéu, perdió 0-2 con el Deportivo
la Coruña, pero también fue el año en que Iker Casillas se perfilaba como una
estrella emergente y en el que Zinedine Zidane, cuando agonizaba el primer
tiempo del partido por la final de Champions Leage, le marcaba al Bayer
Leverkusen un golazo con una volea impresionante y de antología, que dejo mundo
a propios y extraños, recuerdo como si hubiera sido esta misma tarde que el
locutor del partido gritaba a viva voz; zidaaane zidaaane, viva la madre que te
pario.
Con ese gol de
antología, que para mí, es el mejor de la historia por el minuto en que fue
metido y por lo que significaba, Zidane metía en la caja fuerte la victoria del
partido y le servía en bandeja de oro la 9° copa de Champions al Madrid, la última
hasta aquella fecha.
Durante ese alocado año habite
y deambule por todo Madrid antiguo, mis pasos obligados eran la plaza Colon, el
paseo de los Recoletos, la plaza Cibeles y la fuente de Neptuno (lugares
sacrosantos para el futbol madrileño), así que mi relación con aquella mítica
ciudad que me cobijo y adopto como a uno de los suyos, entre muchas otras, está marcada por estos dos equipos de futbol, por lo que no puedo menos que vibrar
con las glorias del equipo del pueblo, el Atlético y el de los galácticos,
el Madrid. No me importa quién se llene
de gloria, siempre y cuando la copa se quede en Madrid.
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