martes, 11 de diciembre de 2012

Un nuevo orden mundial


 
El presente siglo no se puede concebir sin el creciente protagonismo de los nuevos países industrializados o tigres asiáticos, sumados a la India y China que desde hace varios años se encuentran en un umbral económico sin precedentes, fenómeno que está inclinando la balanza comercial a favor las emergentes potencias orientales, por lo que ya no resulta exagerado afirmar que este mundo globalizado es cada vez más orientalizado y cada vez menos occidentalizado.

Resulta que mientras las principales potencias occidentales se encuentran sumergidas en un panorama económico sombrío que ha desatado una serie de movilizaciones y protestas como el movimiento de indignados, producto de la crisis de la deuda norteamericana y varias otras acaecidas en la eurozona y que amenazan con sumergirlas en una recesión económica de consecuencias mundiales impredecibles, de la que muy pocos Estados podrían salir inmunes. En el otro polo tenemos a unas saludables potencias orientales con sorprendentes superávits y que experimentan un crecimiento económico sostenido que desde hace más de dos décadas bordea los dos dígitos.

Este complejo fenómeno de orientalización del mundo se explica solo en parte, debido a que muchas de las compañías multinacionales concebidas en países de occidente, han buscado maximizar sus ganancias trasladando la mayor parte de sus operaciones a países periféricos que mantuvieran un PIB per cápita bajo y además ofrecieran mano de obra calificada y barata, seguridad jurídica y competitividad comercial, encontrando en muchos Estados orientales verdaderos paraísos para sus inversiones, ya que además con su despegue económico les han duplicado el universo de consumidores, pues en esta región del planeta concentra cerca de la mitad de la población planetaria.

En este sentido, las potencias occidentales desde hace ya bastante tiempo son las principales financiadoras e impulsoras del incontenibles desarrollo de las potencias orientales, pues ellas han favorecido que sea cada vez más negativa su balanza comercial con los países orientales, como uno de los primeros resultados significativos tenemos que China se ubica actualmente como la segunda potencia económica del mundo con serias aspiraciones de pasar a ser la primera en el mediano plazo, seguida muy de cerca por la India que se encuentra en el cuarto puesto, por lo que este vertiginoso desarrollo está demostrando ser en el largo plazo antagónico a los intereses de las potencias occidentales.

Colosales son los desafíos de este nuevo orden influenciado por la cultura oriental, por cuestiones de espacio citaré solo un par: si las divisas occidentales no levantan cabeza para garantizar la estabilidad del comercio internacional, será traumático para los orientales su reemplazo, ya estos son los principales acreedores del tesoro norteamericano, en otra plano, los ciudadanos orientales a la par de que mejoran sus ingresos, también demandarán mayores libertades civiles y políticas, lo que podría generar múltiples convulsiones socio-políticas.

Texto: Romano Paz

No hay comentarios:

Publicar un comentario