jueves, 24 de febrero de 2011

Bertrand Russell: El Poder


En la presente utilizaré como marco teórico fragmentos sustraídos del ensayo El Poder, un nuevo análisis social, publicado en 1936 por el insigne filósofo, matemático y escritor de origen británico: Bertrand Russell (1872-1970), obra reeditada recientemente por de RBA libros S.A. de Barcelona.

Bertrand Russell (B.R.) define el poder como la producción de los efectos deseados por parte de uno o más individuos sobre terceros, en este sentido afirma que entre los deseos infinitos del ser humano, los principales son los de “poder” y “gloria”, resultando a menudo el primero consecuencia del segundo, y viceversa, por lo que quienes más desean el poder son en general los que más posibilidades tiene de adquirirlo y mayormente se diferencian del resto de individuos por ser “excepcionalmente amantes del poder”, eso explica el hecho de que quienes “aman poco el poder” tengan escasa posibilidad de influir en la historia.

B.R. afirma que siempre es necesario que unas personas den órdenes y que otras obedezcan, a los primeros debemos sumar los secuaces que siguen al caudillo con el interés de obtener el poder para el grupo y sentir los triunfos del caudillo como suyos; sin embargo, su poder se ve limitado por otros poderes paralelos (multilateralismo) y todos en general interrumpidos por la muerte.

Según B.R. un individuo puede ser influido: a) por el poder físico directo sobre su cuerpo, ej., cuando es encarcelado o muerto; b) por las recompensas y los castigos utilizados como incentivos, ej., dando o retirando empleos; c) por la influencia de la opinión, ej., la propaganda en su sentido más amplio.

En Bolivia se observa un gobierno que ejerce el poder: a) físico, reflejado en la extensa lista de actores que se consideran presos o perseguidos políticos; b) por recompensas y castigos, en quienes son afines al gobierno por que lucran de la Administración Pública o se benefician con una política social; c) por la influencia en la opinión (propaganda), todas aquellas personas que han sido educadas para hacer el saludo con el puño izquierdo o son poco críticos de la gestión.

B.R. habla de tres formas de poder: a) tradicional, basado en la fuerza de la costumbre, no tiene necesidad de justificarse ni demostrar la debilidad de la oposición; b) desnudo, de carácter coercitivo y consigue la sumisión a través del miedo; c) revolucionario, que surge cuando una forma tradicional de poder llega a su fin y debe ser sustituida por una nueva doctrina.

En Bolivia vemos que los actores que ayer abanderaban el “proceso de cambio” y “la autonomía” oficiaron de poderes revolucionarios, a la vez que padecieron el poder desnudo del decadente Estado centralista; sin embargo, éstos han mutado hacia poderes tradicionales, con la diferencia de que el Gobierno nacional utiliza el poder desnudo contra toda alternativa política (oposición) que pueda convertirse en un poder revolucionario que amenace el orden jurídico impuesto por el MAS y que es socialmente aceptado por su militancia.
Autor: Romano Paz
Fuente: http://www.la-razon.com/version.php?ArticleId=124656&EditionId=2422

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