Ciudadanos campesinos, indígenas y
otros superhombres orgullos del pedigrí originario, se atribuyen el título de
movimientos sociales, para marchar desde los cuatro puntos cardinales y cercar
la capital cruceña en descarada actitud beligerante, con la misión de tomar
físicamente el centro neurálgico de la oposición política a la administración
Morales. Este es el motín político que reclaman los déspotas que asumen
verdades categóricas y contundentes, sin embargo inesperadamente en el
preámbulo de la madre de todas las batallas de la marcha arbitraria hacia el
oriente, los envalentonados milicianos son replegados a la retaguardia por
instructivas del war room.
Es usualmente parafraseado por los estudiosos
de las ciencias sociales que “la historia es cíclica”, de acuerdo a esta lógica
nuevamente hemos sido testigos de cómo otra revolución armada ha sido
traicionada y apuñalada por la espala. Por supuesto los conservadores no pueden
otorgar el mando a las masas políticamente organizadas y doctrinariamente
radicales, ya que ello significaría delegar el poder a los mandos medios y
dirigentes de base, con lo que colapsaría la oposición política y por supuesto
también la tiranía de actual gobierno, arrastrando su nueva élite política
ascendente. En los hechos éste proceso de cambio no busca otra cosa que
mantener, consolidar y ampliar mediante un proyecto de constitución trucho, los
beneficios y privilegios a la fecha obtenidos, por definición no son mas que el
asta mas izquierdoza de una derecha déspota y fascista, que utiliza como
herramientas de lucha terrorismo de Estado, movilización de conciencias
mediante un proyecto político supremo y fundamentalista, un discurso de
desprestigio y confrontación permanente contra las fuerzas políticas alternas, violación
sistemática del Estado de derecho, fraude electoral, intolerancia como
respuesta al pluralismo de ideas, motivos por demás suficientes como para
provocar la psicosis colectiva del golpismo, en el Masismo y sus patrocinadores
internacionales.
Por el otro lado hemos quedado a
expensas de una oposición política partidaria anacoreta, efímera y en descomposición,
que ha perdido su propia consonancia, que desesperada busca reagruparse en medio
del caos de un maremoto político provocado por la falta de credibilidad y moral
debido a sus propios desaciertos. Diezmada por las embestidas de un gobierno
centralista que más que gestión pública hace gestión mediática, también existe
la oposición política regionalizada del Conalde, un proyecto político mezquino
por que no quiso convertirse en el ente supra partidario de una oposición
política vigorosa de carácter nacional. Hasta aquí ya basta de lapidar a
nuestra tristemente célebre clase política, ya que esta nos es más que un
reflejo de la sociedad boliviana en el espejo, de lo que soportamos con nuestra
indiferencia y no importismo o incendiamos con nuestra intolerancia y poca
cultura democrática, demandemos a la sociedad boliviana criterio para elegir a
sus gobernantes y determinación para defender sus derechos de los dictadorcitos
que deliran con el poder eterno.
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Texto: Romano Paz
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