lunes, 21 de septiembre de 2015

En memoria de los caídos por la libertad


Las ideas que permean a una sociedad, suelen ser el principal motor que gesta las grandes transformaciones que marcan el curso de su historia.

Para comprender el grito libertario de Santa Cruz, debemos de rastrear sus orígenes en las ideas de la “ilustración” que desde finales del siglo XVII, hasta principios del siglo XIX, van a cuestionar y erosionar fuertemente a los paradigmas que sostenían ideológicamente a las monarquías absolutistas europeas, en las cuales el rey era el soberano que gobernada por derecho divino, detentando poderes casi ilimitados sobre sus súbditos, sin rendir cuentas sobre sus actos ante ninguna autoridad terrenal.

Los pensadores ilustrados van a interpelar a los defensores del absolutismo, indicando que la soberanía le pertenecía al pueblo y que era cedida rey, sin embargo, si el monarca se tornaba un tirano abusivo, el pueblo debería de poder ajusticiarlo. Otro de los planteamientos de la época es la separación e independencia de poderes, para imponerle límites a los gobernantes, lo que dará lugar al surgimiento del Estado Moderno basado en el Modelo Republicano, el Estado de Derecho con su sistema de derechos y libertades fundamentales, ideas todas que en el mediano y largo plazo allanarán el advenimiento de la Democracia en muchas naciones del mundo.

Dada nuestra condición de colonia, la situación de injusticia económica, política y social que padecíamos, resultaba ser con creces peor que la de los súbditos de la metrópoli, por lo que era solo cuestión de tiempo para que se prendiera la mecha del polvorín libertario e independentista. Primero fue la independencia de las 13 colonias de Norteamérica en 1776, seguida de la Revolución Francesa en 1789 y de manera sucesiva la independencia del resto de Centro y Sudamérica.

Dante Alighieri, uno de los múltiples precursores del pensamiento ilustrado, en una de sus frases más célebres afirma que “Los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que en tiempos de crisis moral mantienen su neutralidad”. En este contexto, muchos cruceños tomaron partido por la independencia un 24 de septiembre de 1810, contribuyendo a desencadenar la intestina guerra contra los realistas, misma que se prolongará hasta 1825.

Entre los destacados cruceños que tomaron partido a favor de los realistas, se tiene a Francisco Javier Aguilera, quien luego de una serie de batallas libradas contra los patriotas, en un fatídico capítulo de la historia, encaja una victoria en la “Batalla de El Pari” un 21 de noviembre de 1816, combate en el que muere el prócer de la independencia Ignacio Warnes. Aguilera retoma para la corona su ciudad natal, Santa Cruz de la Sierra, exhibiendo la cabeza de Warnes en una pica en la plaza armas y posterga por varios años lo inevitable, la independencia.

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