Las ideas que permean a una sociedad, suelen ser el principal motor que gesta las grandes transformaciones que marcan el curso de su historia.
Para comprender el grito libertario de
Santa Cruz, debemos de rastrear sus orígenes en las ideas de la “ilustración”
que desde finales del siglo XVII, hasta principios del siglo XIX, van a
cuestionar y erosionar fuertemente a los paradigmas que sostenían ideológicamente
a las monarquías absolutistas europeas, en las cuales el rey era el soberano que
gobernada por derecho divino, detentando poderes casi ilimitados sobre sus
súbditos, sin rendir cuentas sobre sus actos ante ninguna autoridad terrenal.
Los pensadores ilustrados van a
interpelar a los defensores del absolutismo, indicando que la soberanía le
pertenecía al pueblo y que era cedida rey, sin embargo, si el monarca se tornaba
un tirano abusivo, el pueblo debería de poder ajusticiarlo. Otro de los
planteamientos de la época es la separación e independencia de poderes, para
imponerle límites a los gobernantes, lo que dará lugar al surgimiento del
Estado Moderno basado en el Modelo Republicano, el Estado de Derecho con su
sistema de derechos y libertades fundamentales, ideas todas que en el mediano y
largo plazo allanarán el advenimiento de la Democracia en muchas naciones del
mundo.
Dada nuestra condición de colonia, la
situación de injusticia económica, política y social que padecíamos, resultaba
ser con creces peor que la de los súbditos de la metrópoli, por lo que era solo
cuestión de tiempo para que se prendiera la mecha del polvorín libertario e
independentista. Primero fue la independencia de las 13 colonias de Norteamérica
en 1776, seguida de la Revolución Francesa en 1789 y de manera sucesiva la
independencia del resto de Centro y Sudamérica.
Dante Alighieri, uno de los múltiples
precursores del pensamiento ilustrado, en una de sus frases más célebres afirma
que “Los lugares más calientes del infierno están reservados
para aquellos que en tiempos de crisis moral mantienen su neutralidad”. En este
contexto, muchos cruceños tomaron partido por la independencia un 24 de
septiembre de 1810, contribuyendo a desencadenar la intestina guerra contra los
realistas, misma que se prolongará hasta 1825.
Entre los destacados cruceños que
tomaron partido a favor de los realistas, se tiene a Francisco Javier Aguilera,
quien luego de una serie de batallas libradas contra los patriotas, en un
fatídico capítulo de la historia, encaja una victoria en la “Batalla de El Pari”
un 21 de noviembre de 1816, combate en el que muere el prócer de la
independencia Ignacio Warnes. Aguilera retoma para la corona su ciudad natal, Santa
Cruz de la Sierra, exhibiendo la cabeza de Warnes en una pica en la plaza armas
y posterga por varios años lo inevitable, la independencia.