INCONTABLES episodios nos
demuestran que la mera fuerza por sí sola no siempre basta para hacerse con la
vitoria en una contienda bélica, recordemos que los más formidables guerreros
del mundo antiguo; los espartanos (máquinas de matar de los que tenemos muchos
episodios legendarios), fueron devastados por los Tebanos en la batalla del
Leuctra (6 de julio de 371 a.C.), el artífice de aquella maniobra fue el generalísimo;
Epaminondas, quien presentó una nueva formación de combate y arengó un ejército
que tenía como columna vertebral al denominado batallón sagrado (conformado por
parejas de varones unidos emocionalmente para que no abandonen a su media
naranja en el campo de batalla, pues luchaban codo a codo), desde un principio Epaminondas
desconcertó a los espartanos y se mantuvo en la primera línea, demostrando así que
compartía el destino de sus soldados, producto de esa exposición recibió una
lanza en el tórax que lo dejó fuera de combate, negándose a ser evacuado
observo el desenlace final de la batalla, en el epílogo de la misma y gracias a
que su estrategia dio resultado, soltó la siguiente frase; “he vivido lo suficiente, muero sin ser derrotado”. Acto seguido se
quitó la lanza que actuaba como torniquete y por última vez rego el campo de
batalla con su sangre mientras partía al encuentro del barquero de Hades;
Caronte.
Se dice que la política es segunda profesión de la historia, y que esta a su vez se parece mucho a la primera, por eso es que cuando los políticos hablan de honorabilidad, la gente piensa exactamente lo contrario, sin embargo, Epaminondas nos dejó esta interesante lección de vida, veamos; cuando el rey persa Artajerjes, mandó un embajador con una importante cantidad de oro para corromperlo, este contesto lo siguiente; “no hace falta dinero, si lo que propone el gran rey va en beneficio de Tebas, lo haré gratis, ahora bien, si lo que propone va en contra de Tebas, no hay oro en el mundo para comprarme”. Como vemos, hablamos de un personaje estoico que ha caído injustamente en el olvido.
Antitanque bautizado San Javelin
Una de las muchas aristas de la política es que es la continuación de la guerra por otros medios y viceversa, considerando esto demos un salto cuántico a nuestra era y miremos la “invasión” u “operación militar especial” (todo depende el ángulo del que se mire), en la actual Ucrania, en esta guerra infame podemos afirmar que la Rusia del siglo XXI padece una suerte de Alzheimer, tiene muy poca memoria histórica nacional y universal.
La lógica y hasta el sentido común nos hacían pensar que las maniobras rusas eran su versión contemporánea de la Blitzkrieg (guerra relámpago).
Se tenía la sensación de que sería un verdadero paseo y que
Ucrania capitularía en cualquier momento, pero para sorpresa de propios y
extraños los defensores plantan una férrea resistencia bajo el esquema
estratégico de guerra asimétrica, evitando la confrontación en campo abierto y
llevando la batalla a los centros urbanos, donde los blindados son vulnerables,
se pueden tender emboscadas y los tiradores de precisión están en su coto de
caza predilecto, en síntesis, se trata de imprimir el mayor daño posible para que
el invasor se la piense varias veces antes de avanzar en su empresa. Las
escenas que estamos viendo me traen a la mente libros, documentales y películas
de los horrores que se vivieron en la batalla librada en la ciudad del rio
Volga, si allí, donde un Mariscal de Campo rindió al 6to ejército alemán, y
¿cómo juzgarlo?, si eran más las bajas por inanición y frio que por las balas
enemigas.
Volvamos a los nuestro, en el
actual conflicto, Rusia ha demostrado mucho músculo, pero carece de una
estrategia militar clara y ha puesto al descubierto muchas deficiencias, ni el
general invierno le favorece, la nieve ucraniana se derrite y pone el terreno
fangoso, haciendo que muchos blindados rusos se atasquen, en definitiva, no son
la máquina de matar que pensábamos. Es probable que se alcen con la victoria
militar, pero será a un costo terrible, las pérdidas en todo nivel son
altísimas, así que también es probable un alto al fuego en condiciones
draconianas para Ucrania, ¿se viene una versión contemporánea del tratado de
Versalles?, es probable.
La guerra es pasado,
presente y sobre todo futuro, el ser humano es beligerante por natura, dos de
los más aventajados alumnos de este conflicto son China y Taiwán, están
expectantes del desenlace, ya que allí puede darse un nuevo capítulo de guerra
asimétrica (hace rato que se tienen ganas), por nuestra parte, nos queda contener
el aliento y esperar que nadie apreté el botón nuclear iniciando una escalada
sin precedente y de consecuencias apocalípticas, imponiéndose la fuerza a la
estrategia en una suerte de danza final.
Texto: Romano Paz